No creo que ninguna publicación nacional se vaya a hacer eco de esta mala noticia, al fin y al cabo, la historia del descubrimiento del pasaje del noroeste todavía es una gran desconocida para muchos, así como la expedición pérdida de Franklin lo era hasta que Dan Simmons con su novela, y años después la serie de AMC The Terror, la catapultara al gran público. Por eso me permito el honor de dedicarle unas pocas palabras en mi blog y hacerle, dentro del modesto alcance que pueda tener, un poco más conocido en nuestro país.
Para aquellos que hemos estudiado algo acerca del tema, el nombre de Louie Kamookak ha sido una referencia en todo lo relacionado con ésta expedición. Su papel ha sido fundamental a la hora de localizar los restos del HMS Erebus, encontrados frente a la costa de la peninsula Adelaida en 2014. Pero ese hecho no ha sido más que el resultado de años de dedicación a la investigación de esa expedición y a la tradición oral Inuit. Podéis ver en su pagina web los proyectos en los que estaba involucrado.
Louie vivía por encima del paralelo 68, en el archipielago Canadiense, en la única ciudad existente en la isla del Rey Guillermo, Gjoa Haven, el mismo lugar donde Roald Amundsen invernó durante dos años en 1903 en el transcurso de la primera travesía que se hizo en barco del pasaje del noroeste. Un lugar privilegiado para profundizar en aquello que a Louie le apasionaba, donde habitaba un grupo de Inuit Netsilik al que Amundsen había definido como "el mejor pequeño puerto del mundo" .
Quizás la mejor manera de homenajear a Louie no sea practicar mi prosa vanagloriando sus logros, que son muchos, sino quizás traduciendo sus propias palabras que dan una imagen fiel acerca de como era este hombre y cuales eran sus pasiones. Palabras que ponen de manifiesto de forma escueta, pero precisa y contundente, su amor por sus propias tradiciones.
He elegido su intervención pronunciada cuando recibió la medalla Erebus en la sede de la Royal Canadian Geographical Society, un momento sin duda crucial en su carrera:
"Es un honor y estoy agradecido de estar aqui en Toronto. Venir del Ártico y llegar a una gran ciudad como ésta es como un sueño. Justo como el sueño que tuvimos cuando Parks Canada decidió lanzar otra búsqueda basada tanto en el conocimiento Inuit pasado de generación en generación a través de la tradición oral así como en el estado del arte de la tecnología, de resolver uno de los mayores misterios de la humanidad, el paradero de los barcos de Franklin.
Un sueño que se hizo realidad para todos nosotros cuando se anunció al mundo el hallazgo del Erebus. Habíamos estado trabajando todos juntos para poner todas las piezas del Puzzle en los lugares correctos. Es a causa de esta cooperación, que nuestro sueño se ha realizado finalmente. Cuando se trata de vivir en uno de los lugares mas hostiles del mundo, pienso en mis ancestros que únicamente fueron capaces de sobrevivir trabajando juntos. Me hace feliz ver que en este sentido, estamos siguiendo sus pasos.
Durante las pasadas tres décadas, mi trabajo ha consistido en recopilar la historia oral de nuestros ancestros, nombres tradicionales de lugares, los nombres de los grupos de Inuit antes de que llegaran los europeos, y estudiar los diarios de la gente que vino a nuestra tierra en búsqueda de la expedición perdida. Este trabajo ha sido mi parte, mi contribución a resolver el puzzle. Desde el primer día, he tenido curiosidad por saber que les habría ocurrido a los barcos. Tenía mis teorías, mis ideas de que les podía haber pasado. De manera que estoy muy feliz de haber sido parte, de saber ahora que iba en la buena dirección. Pero ha sido solo gracias al trabajo duro de Parks Canada que ha sido posible.
Siempre bromeo acerca de que como de imposible sería que pudiera salir con mi kayak, sumergir la cabeza en el océano y encontrarlos por mi mismo. Por eso ahora estoy un poco sorprendido al saber que estaba equivocado, que el Erebus se encuentra a solo 10 metros de profundidad...
Gracias a la Royal Canadian Geographical Society por la invitación y por la condecoración a todos los involucrados. Estoy muy agradecido y espero volver para resolver donde está el propio Franklin para traerle a casa."
Efectivamente, como bien expresó Louie, la localización del Erebus, ha sido un ejemplo de como la tradición y la tecnología pueden encontrar relaciones simbioticas que pueden vivir en perfecta harmonia. En la localización del otro barco que formaba parte de la expedición, el HMS Terror, también han tenido un papel fundamental la intervención de los Inuit que habitan el lugar, pero esa es otra historia.
Loiue centraba ahora su actividad en la localización de la tumba de Franklin, otro de los griales arqueológicos relacionados con la expedición, pero que la enfermedad que sufría y que se lo ha llevado prematuramente, ha impedido que fuera posible. Esperemos que otros como él tomen el testigo y continúen rescatando los tesoros contenidos en la tradición oral Inuit. Joyas que casi 170 años después, todavía afloran de tanto en cuanto allí donde nacen las Auroras Borelaes. Historias que proyectan inesperada luz en la oscuridad y que nos esperan como ollas llenas de oro al pie de un arcoiris a ser descubiertas. Relatos que están aguardando a que alguien como Louie los desentierre y se pueda continuar con el rastro allí por donde él lo ha dejado.
Quiero pensar, como dice la tradición Inuit, que Louie con su antorcha en la mano ha atravesado el peligroso desfiladero que lleva a los campos donde las almas de los Inuit juegan con las calaveras de las morsas cuando dejan este mundo. Quiero pensar que la Aurora que Louie ha formado en su viaje en el cielo ha sido una de las más impresionantes que se haya podido ver en años, porque al fin y al cabo Louie, durante su vida y a través de su trabajo, ha despertado y vuelto a hacer oír la voz de muchos de sus ancestros que seguramente le esperaban con sus linternas en los campos de más allá del abismo al final de su camino.
¡Buen viaje, Louie!
"Northern Lights" - an etching/aquatint by Inuit artist Germaine Arnaktauyok, depicts the arsarnerit legend, in which Inuit ancestors play football with a walrus skull |
Muy bien dicho Andrés
ResponderEliminarGracias Dave!
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