Desde que me enganché a la historia de la
expedición perdida de Franklin en busca del paso del noroeste, inmediatamente pensé que ésta merecía la pena ser contada en el cine o en televisión.
No se trata de una historia de exploración polar más, en realidad fue, y sigue siendo, la mayor y más misteriosa tragedia acontecida hasta la fecha en aquellas latitudes. Por ello, en su momento, me pareció increíble que no se le hubiera ocurrido a nadie trasladarla a las pantallas.
La historia
Es cierto que llevar al cine o a la televisión la expedición de Franklin no es tarea fácil, no solo por la dificultad que entraña simular el entorno polar en la que se desarrolló, sino porque contando solo aquello directamente relacionado con ella, se estaría dando una visión muy limitada de todo lo que ocurrió realmente allí. Habría que remontarse en el tiempo hacia al pasado de su protagonista, John Franklin para contextualizar correctamente la expedición y entender bien quien era este personaje. Lo mismo aplica a su mujer, nos faltaría un aspecto muy importante de la historia si no se tuviese en cuenta la vida de Lady Franklin antes y después de que partiera la expedición.
Lady Franklin, jugó un papel primordial para que su marido fuera elegido para liderar aquel intento definitivo para localizar el pasaje del noroeste, aunque quizás la razón por la que es más conocida, es por la impresionante campaña mediática que lanzó para presionar al Almirantazgo para que organizara las correspondientes misiones de rescate en busca de John.
La búsqueda del paradero de John Franklin, que fue llevada a cabo por decenas de expediciones, también darían mucho de que hablar ya que muchas de ellas fueron cruciales para que finalmente se pudiera descubrir y atravesar el paso del noroeste.
Pero en algún punto había que poner el límite, supongo, de otra manera recoger todos estos elementos y aquellos no directamente relacionados con la propios "asuntos polares" supondría una tarea probablemente imposible de ejecutar que daría lugar a una serie de más de diez temporadas. Pero son precisamente estos elementos indirectos los que realmente añadirían la sal y la pimienta necesarias para que la serie se convirtiese en un éxito y no en un aburrido melodrama donde al final nos cansaríamos de ver a hombres agotados y hambrientos pasando frío y tirando de trineos episodio tras episodio.
Encontramos por ejemplo en este aderezo tan necesario, historias de amor condenadas al desencuentro, como la del capitán Crozier y la sobrina de Franklin,
Sophie Cracroft, hecho, que afortunadamente sí encuentra un lugar prominente en la serie.
Pero en mi opinión, no deberían haber faltado otros ingredientes como por ejemplo, el posible triangulo amoroso entre Lady Franklin, John Franklin y James Clark Ross. Algo que al parecer pudo haber acontecido durante la visita de Ross a Tasmania en su viaje de descubrimiento a la Antártida cuando los Franklin eran gobernadores en la isla prisión.
Podrían introducirse también en el guión los posibles devaneos extramatrimoniales de Lady Franklin cuando se dedicó a viajar por el mediterráneo mientras John Franklin servía en Malta antes de partir hacia el Ártico.
Sorprenderían sin duda, si hubiesen aparecido en la serie, las revelaciones espectrales de la difunta Weasy Coppin que desveló a sus hermanas y a su padre de forma misteriosa con letras proyectadas en una pared, el paradero de los barcos perdidos.
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Revelación espectral |
Resultaría casi imposible creer por los espectadores el hecho de que un pequeño
globo misterioso apareciera en Inglaterra informando sobre la posición exacta de los barcos perdidos después de haber cruzado todo el océano Atlántico. Es un hecho tan increíble que todos los que lo han analizado han llegado a la conclusión, por diversos motivos, de que se trató de una broma de mal gusto, muy elaborada, eso sí.
La aparición de
dos misteriosos barcos avistados sobre un iceberg en la bahía de Baffin, y que durante un tiempo se pensó pudieran ser el Erebus y el Terror, nos dejaría probablemente boquiabiertos.
Seguramente, el conflicto dialéctico entre el locuaz Charles Dickens y
John Rae, el portador de las primeras malas noticias que vinieron del norte al respecto del destino final de los expedicionarios, nos entretendría con la contraversia suscitada por la acogida de las escandalosas noticias sobre la práctica de canibalismo que trajo a la Inglaterra Victoriana del momento.
Del papel a las pantallas
Ya en su momento fui consciente de que una película de cine, con una duración de entre una hora y media y dos horas, apenas podría haber dado tiempo a contar ni tan siquiera el prólogo de la historia.
Hubo un primer anuncio fallido por parte del director Canadiense
Jean Marc-Vallé que, después del descubrimiento del Erebus en 2014, anunció su intención de dirigir una película al respecto basada en el libro "
On the proper use of the stars" de Dominique Fortier. Nunca más se supo no obstante sobre este proyecto hasta que vino al rescate Ridley Scott, ésta vez no para anunciar que iban a producir una película, sino una serie de televisión, algo que tenía mucho más sentido. Con el respaldo de Ridley Scott uno ya podía anticipar que la falta de medios no iba a ser un obstáculo para desarrollar la serie, ¿pero que historia se llevaría a la pantalla?
Algunos "Franklinitas", nos sentimos algo decepcionados cuando se supo que el guión se basaría en la novela de ficción "El Terror" escrita por Dan Simmons y que fue publicada en 2007, pero, ¿que diablos? al fin y a al cabo siempre he pensado que la novela de Simmons había sido el pasaporte que había llevado la no muy conocida expedición de Franklin a ser proyectada a escala internacional, y no me equivocaba. La ventaja de elegir "El Terror" y no la historia real, era que, como novela que era, tenía un principio y un final que facilmente se podía encajar en un número limitado de horas.
Una vez conocido el proyecto, mi inicial desencanto se tornó en ilusión. Poco importaba que lo que se llevara a la pantalla fuera la historia real o una de ficción, lo que realmente quería era ver a mis queridos barcos, el Erebus y el Terror en movimiento, navegando entre los hielos del Ártico Canadiense y también a todos sus participantes con vida de nuevo deambulando por sus cubiertas o arrastrando los pesados trineos. Todo aquello, no me cabía ninguna duda, sería posible gracias al realismo que proporcionan ahora los efectos especiales que se utilizan en el mundo cinematográfico.
Pero el éxito que está teniendo la serie no es solo atribuible a los efectos especiales, la selección de actores ha sido excepcional, el guión está muy bien definido y el trabajo de documentación histórica que se ha llevado a cabo ha sido realmente encomiable. Es evidente que el equipo de Ridley Scott ha hecho los deberes y se ha asesorado muy bien.
La serie
Tuve la suerte de poder asistir a la Premiere en Madrid del primer episodio y ver cómo Jared Harris (Crozier), Tobias Menzies (Fitzjames) eran entrevistados en directo. Se contaron infinidad de pequeñas anécdotas que hicieron reír con fuerza al público presente.
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Yo, a la derecha y mi amigo de la infancia, Daniel Mateos, a la izquierda (amigo que por cierto es actor y muy bueno). |
John Franklin es interpretado excelentemente por Ciaran Hinds, un excelente actor que algunos conoceréis por haber trabajado en diversas series, entre otras Roma y Juego de Tronos, y también en otras muchas series y películas. Ciaran lo hace muy bien, aunque no hubiera sido mi elección para interpretar al afable y bondadoso John Franklin por el mero hecho de que no es calvo, uno de los rasgos físicos más característicos de Franklin.
La guapísima Gretta Scacchi, también asidua a trabajar en series de televisión, con algunos años más de los que tenía en la foto que comparto más abajo interpreta de forma muy creíble a una Lady Franklin que en las pocas escenas en las que aparece muestra, como ocurrió en la realidad, como fue el motor que realmente empujó a su timorato marido a participar en la expedición que le llevaría a su muerte y como fue también una pieza fundamental del mecanismo que movió Roma con Santiago para encontrar a John Franklin o lo que quedara de él tras su desaparición.
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Gretta Scacchi |
De la Premiere no solo salí encantado por la entrevista con dos de los principales actores, sino que, cuando acabó la proyección del primer episodio, acabé absolutamente cautivado por la verosímil atmósfera que los creadores habían conseguido recrear. El escenario, los barcos y los caracteres eran muy reales, en menos de una hora los guionistas habían conseguido que conectara con los personajes y me introdujera de lleno en la historia. Salí con unas ganas enormes de ver el siguiente episodio, tantas que la espera hasta poder verlo se hizo insoportable.
Ahora por fin, después de haber visto todos los episodios puedo decir que en general se ha hecho un buen trabajo. Es difícil, como dijo Roderick Owen, uno de los autores de una de las mejores biografías sobre John Franklin, hacer una obra que fuera válida para unos pocos a la par que para muchos, refiriéndose a que su trabajo debía de satisfacer por un lado a los especialistas en la materia y por otro, también al gran público. Creo que en la serie de El Terror se ha conseguido este reto.
La novela de Dan Simmons cuando vio la luz, y la serie de el Terror ahora, han dado una proyección internacional a la expedición de Franklin. Como era de esperar, ésta última ha despertado la curiosidad de miles de personas que han quedado hechizados y ahora quieren saber más sobre la historia real y sus protagonistas. Lo cierto, es que hay mucho, muchísimo más que saber y todo la información existente es fascinante. A día de hoy se siguen averiguando cosas nuevas sobre sus participantes y sobre lo que pasó allí. Sin ir más lejos, el contenido de los dos barcos naufragados, está prácticamente sin tocar, ¿quien sabe que información pueden contener en sus camarotes y bodegas el Erebus y el Terror?.
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Restos del HMS Erebus |
No faltan en los diez episodios de los que se compone la serie un espectro amplio de escenas que traen a nuestras casas de forma vívida las mismas sensaciones que la historia de real de la expedición de Franklin nos ha hecho sentir a todos los que hemos leído sobre ella. Sentiremos con realismo como ellos el frío brutal con el cual estos hombres tuvieron que lidiar y percibiremos también el aislamiento sentido por las tripulaciones cuando con el pasar de los meses se hizo obvio que los barcos no se van a ver liberados por el hielo. Sentiremos crecer la tensión entre sus capitanes y también entre los marineros.
Los detalles
A pesar de que la serie nos ofrece casi diez horas para poder desarrollar la historia, desafortunadamente, ésta comienza poco antes de que los barcos queden atrapados en el hielo al norte de la isla del rey Guillermo, donde finalmente murieron casi todos sus tripulantes, saltándose por tanto el primer invierno que la expedición pasó en la isla de Beechey. Fue allí, donde murieron y fueron enterrados los tres hombres que quedarían congelados en excepcionales condiciones de preservación como si los hubieran introducido en cámaras de hibernación, hasta el presente.
Owen Beattie y John Geiger los sacaron a la luz en los años 80 para practicarles respectivas autopsias y tratar de dilucidar las causas del desastre, o al menos algunas de ellas. El envenenamiento de la tripulación por el plomo de las soldaduras de las latas de comida que transportaban era una de las hipótesis que se trabajaban. Aquella investigación convirtió su libro "
Frozen in Time" en una de las mas importantes obras sobre el tema.
La fotografía del cadáver de
John Torrington, uno de los hombres enterrados en la isla de Beechey y posteriormente exhumado por Geiger y Beattie, es una imagen icónica de la expedición. Aparece en la portada de casi todas las ediciones de Frozen in Time, sin embargo este personaje no aparece como tal en la serie. En su lugar, figura la muerte del joven David Young y su posterior entierro, como un guiño a la muerte de Torrington y a las otras dos acontecidas en aquel primer invierno en la isla de Beechey.
El actor que caracteriza a Young tiene un parecido sorprendente con John Torrington, así como el ataúd y la disposición del cadáver del marinero utilizados en la escena del entierro. De esta manera se simula perfectamente el acontecimiento original que queda representado perfectamente en la serie.
De lo que pasó en realidad durante la expedición poco se sabe, por lo que en realidad, a la hora de redactar el guión final, además de seguir el contenido proporcionado por la novela de Dan Simmons, hay mucho lugar para la imaginación. Se sabe que la expedición pasó el invierno de 1845-46 en la isla de Beechey donde enterraron a tres hombres, se sabe también que Francis Crozier y James Fitzjames dejaron el único
documento escrito del que se dispone en la costa noroeste de la isla del rey Guillermo. En ella se decía entre otras cosas que Franklin había muerto en junio de 1847, y que se habían perdido 9 oficiales y 15 hombres. Se decía también que la expedición había circunvalado la isla de Cornwallis al noroeste de la isla de Beechey y que llevaban dos inviernos consecutivos atrapados en el hielo sin apenas moverse en la vecindad de la isla del rey Guillermo. Una última anotación decía que se abandonaban los barcos y que los hombres restantes partían en dirección al río Back, ubicado en la costa norte del continente Canadiense. Un dramático apunte final que no presagiaba nada bueno porque suponía la realización de una largísima travesía a pie por terreno inhóspito y casi carente de caza.
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Nota dejada en Victory point en la isla del rey Guillermo |
El escrito se firmaba en abril de 1848 y fue encontrado en 1859 por la expedición de
Leopold McClintock. Sus restos mortales, encontrados en botes o campamentos abandonados, terminarían de contar su historia. Además de las evidencias físicas, se contó con los inestimables testimonios de los Inuit con los que los supervivientes se cruzaron en su camino cuando viajaban hacia el sur. Éstos contaron historias a los exploradores que acudieron en busca de Franklin que permitieron reconstruir parte de la tragedia a través de las horribles y trágicas escenas que narraban.
Hechos o ficción
La serie de "El Terror" recrea numerosos eventos que se consideran como ciertos y que aparecen como piedras angulares en el guión, y también algunos que son pura especulación y que todavía son materia de debate. Uno de los más relevantes quizás sea el momento en el que la nota es rellena, firmada y depositada bajo el hito de piedras de Victory Point, imagen llevada con tal fidelidad a las pantallas que hasta la letra de ambos capitanes imita a la real.
Cómo era de esperar, el envenenamiento por el plomo de las soldaduras de las latas utilizadas ocupa un papel visible pero no definitivo que justifique la tragedia acontecida como se anticipaba en el libro mencionado anteriormente "Frozen in Time". También hace acto de presencia el tan temido escorbuto, asesino en serie en este tipo de expediciones que dejaba un rastro de dientes sueltos, viejas heridas que volvían a sangrar, rigidez en las articulaciones y finalmente, la muerte.
Se produce un motín sobre el que mucho se ha especulado entre historiadores y estudiosos sobre el tema, también se producen situaciones en las que se abandona a los incapacitados o enfermos en los campamentos. Se plantea, aunque nunca llega a suceder en la serie, la posibilidad de un eventual regreso a los buques (algo sobre lo que sobre los especialistas no se ponen de acuerdo pero que podría ser muy probable que ocurriera). Hasta las mascotas de los barcos encuentran su lugar de honor en la serie, especialmente el mono Jacko, sobre que hace algún tiempo
desarrollé una teoría que le daba cierto protagonismo en el todavía sin resolver desenlace final de la expedición.
Para los que estamos más metidos en la historia real, ha sido una sorpresa ver aparecer caracteres a los que uno no contaba con ver hacer acto de presencia en un principio, como es el caso del polémico
John Ross, que en la serie lugubremente pregunta a Franklin con preocupación si tiene algún plan de escape. Lo que John Ross en realidad le dijo a Franklin fue que iría a buscarle si éste no aparecía después del segundo invierno, y fue eso lo que efectivamente hizo aunque algún tiempo más tarde de lo prometido y a pesar de su avanzada edad para acometer esa clase de viajes. Ross sabía bien a los peligros a los que Franklin se exponía, porque el mismo había sobrevivido a duras penas a cuatro inviernos atrapado en el pasaje del Noroeste años antes.
Thomas Blanky, uno de los pilotos (Ice master) de la expedición, cuyo papel, junto con el del asistente de cirujano, Harry Goodsir son claves en el transcurso de la serie, hace una espeluznante descripción de esa expedición, ocurrida entre 1829 y 1833, en la que John Ross no sale muy bien parado, injustamente en mi opinión. Ian Hart (Thomas Blanky) se convierte en uno de los personajes mas carismáticos de toda la trama. Representa a un viejo marinero tan curtido que parece que lo mismo le da morir a manos del hambre que devorado por un oso polar gigante. Su actitud en la serie hacia la vida y la muerte, a la que le planta cara con humor y socarronería, es envidiable.
Aparece también en escena el afamado consejo Ártico, un comité
pintado magistralmente por Stephen Pearce en 1850 y que realmente existió. Estaba formado por los exploradores mas importantes de la época. En la serie, en esta escena que no podía faltar, los componentes del comité, escépticos e irónicos se enfrentan a una furiosa Lady Franklin que acude a él para pedir ayuda para rescatar a su marido. Lady Franklin no se deja amedrentar por los comentarios jocosos de algunos de los estirados miembros del comité y finalmente, haciendo gala de su fuerte carácter, los pone en su lugar.
Quizás lo más satisfactorio para mí, haya sido que la modelización infográfica de los barcos HMS Erebus y HMS Terror haya sido tan sumamente realista. El apoyo de Mathew Betts en esta tarea ha sido decisivo. A través de su blog
Building HMS Terror, Mathew, comenzó hace unos años a compartir públicamente la evolución de la construcción de una maqueta exacta del Terror. Realizó una maqueta que incorporaba todas las modificaciones y mejoras que se hicieron en su momento previas a la partida de los buques en 1845. Estas modificaciones incluían la incorporación de una locomotora de vapor que propulsaba una hélice, convirtiendo al barco en uno de los primeros en estar dotado con este tipo de propulsión en el pasaje del noroeste.
Hay otros pequeños detalles hacen las delicias de estos locos "Franklinitas", entre los que me incluyo. Vemos como se utilizan con naturalidad y aparecen aquí y allá objetos que son conocidos por ser las únicas reliquias de la expedición que pudieron volver a Inglaterra y que se encuentran mayoritariamente bajo la custodia del
National Maritime Museum de Greenwich. Objetos como un cajón medicinal, cubiertos, platos de porcelana, etc.
Es de agradecer que la cámara daguerrotipo que la expedición llevaba haga también su aparición en escena, un detalle que no es muy conocido pero que mantiene la esperanza de que en caso de ser encontradas las placas donde las imágenes eran grabadas podrían traer a la luz las "fotografías" tomadas durante la expedición. No es del todo descabellado que estas imágenes se puedan encontrar todavía en un
estado decente de conservación dentro de alguno de los barcos hundidos.
Hay otras escenas que nos ayudan a transportarnos a la vida, no solo dentro de un viaje de exploración polar, como el ruido del hielo crujiendo y estrujando las paredes del casco de los barcos que se oye en varios momentos de la serie, la escena en la que se ve ponerse
el sol por última vez antes de comenzar un largo invierno de meses de duración, explícitas imágenes de amputaciones de dedos, etc., sino también a la rutina diaria en la marina de aquella época como castigos disciplinarios ejemplarizantes llevados a cabo con brutal frialdad, funerales llevados a cabo en cubierta, etc.
Y por último, en algunas otras escenas, podemos reconocer como se recrean con fidelidad asombrosa algunos de los encuentros con los supervivientes que los Inuit describieron a los exploradores que acudieron en busca de Franklin y que son relatadas en los libros "Unraveling the Franklin Mistery" y "Strangers among us" de David Woodman.
Pero no todas las piezas han encajado a la perfección en mis expectativas, creo que habría omitido sin que me temblase la mano la presencia de algunos elementos que no han sido especialmente de mi agrado. Por ejemplo, la actitud del villano Hickey, para mi gusto, tiene un punto de sobreactuación teatralizada megalómana y bizarresca que la hace poco entendible que contrasta mucho con la actitud totalmente opuesta del buenazo de Goodsir (Buen señor en castellano). Tampoco convence demasiado la criatura de rostro antropomorfo que obligadamente debía hacer acto de presencia, ya que así lo exige el guión basado en la novela de ficción que la inspira. A veces he tenido la sensación de que la aparición del monstruo no hacía más que distraer al espectador de una excelente trama de supervivencia e intriga. Creo que una segunda versión de ésta serie donde se omitieran las escenas en las que aparece el personaje "sobrenatural" con precisión de cirujano, el conjunto quedaría mucho más compacto.
Pero a pesar de estos pequeños deslices que seguro que muchos han apreciado, en definitiva, el resultado de todo este trabajo ha sido una serie que merece mucho la pena ver, ya que ha conseguido el objetivo primordial que yo andaba buscando, se trata de una serie que transmite una idea bastante fiel, monstruo aparte, de como se desarrolló o pudo haber desarrollado la expedición pérdida de Franklin en busca del paso del noroeste. Por lo que como conclusión, solo queda decir:
¡Bravo equipo!