Hay en marcha una nueva investigación que intenta identificar a través del análisis del ADN obtenido en los huesos de las tripulaciones pertenecientes a la expedición de Franklin encontrados en la isla del rey Guillermo, quienes fueron realmente aquellos hombres. Quieren tratar de identificarlos con nombres y apellidos. Hay un buen número de descendientes de aquellos hombres con los cuales correlacionar los resultados.
De este análisis, han surgido ciertos resultados chocantes que están impactado de forma sensacionalista los titulares de algunas noticias. Aparentemente, existe la posibilidad de que participaran mujeres en aquella expedición cuando legalmente no deberían de haberlo hecho. Se ha descartado la posibilidad de que algunos de los huesos encontrados pudieran pertenecer a ninguna mujer Inuit que hubiera podido morir eventualmente en la zona, de manera que, de acuerdo a la edad de los huesos encontrados y a sus origines europeos, parece que éstos solo podrían haber pertenecido a algún participante de la expedición de Franklin.
Por lo que he leído, el análisis de estas pruebas no debe ser nunca considerado concluyente al cien por cien porque no es fácil averiguar la edad, o incluso el género, de ciertas muestras de ADN si éstas han sido expuestas a los elementos como ha sido el caso. Así que, a falta de una mejor aproximación, es aconsejable ser prudentes ante estas noticias.
Por lo que he leído, el análisis de estas pruebas no debe ser nunca considerado concluyente al cien por cien porque no es fácil averiguar la edad, o incluso el género, de ciertas muestras de ADN si éstas han sido expuestas a los elementos como ha sido el caso. Así que, a falta de una mejor aproximación, es aconsejable ser prudentes ante estas noticias.
Y ahora viene la parte que me gusta más. Hace tres años, en octubre de 2014, jugué precisamente con esta idea, de que podría ser que hubieran participado mujeres en la expedición de Franklin. En aquel entonces me pregunté a mi mismo: - ¿Porqué no?- Ya habían estado penetrando en las filas de la Marina Real de forma inadvertida mucho tiempo antes de 1845 cuando la expedición partió. En aquella entrada de blog de hace dos años, y que podéis consultar más abajo, escribí exactamente lo siguiente:
"¿Cuantas veces no habremos oído o leído esta frase, u otras parecidas como esta?:
- En 1845 los ciento veintinueve hombres de la expedición de Franklin desaparecieron en el ártico y jamás fueron vueltos a ver.-
¿Podemos asegurar este hecho? ¿Podemos estar cien por cien seguros de que estamos en lo cierto? ¿O quizás deberíamos considerar la posibilidad de que la composición real de la expedición fuera de hecho de ciento veintiocho hombres y una mujer? ¿Podemos afirmar que todos y cada uno de los componentes de la expedición de Franklin eran hombres?"
Podéis leer aquel premonitorio post aquí, (aunque en su momento lo escribí en Inglés y todavía tengo que traducirlo), donde recorría los casos mas conocidos de mujeres que se habían enrolado en las tripulaciones de los barcos de la Marina Británica.
"Chicas grumete" - Cabin girl post http://kabloonas.blogspot.com.es/ |
Ahora, aunque me gustaría gritarle al mundo aquella frase de "¡Te lo dije!", en realidad estoy bastante seguro de que este no es mas que uno de esos juegos que la ciencia juega de vez en cuando con nosotros y que pronto se probará que ninguna mujer, o muchacha participó, nunca realmente en la expedición.
Estoy orgulloso de pensar que al fin y al cabo, yo mismo podría haber sido un "descubridor" de algo que estuviera relacionado con la expedición de Franklin. No es que hubiera sido en ese momento poseído por algún maligno espíritu que me mostrara la luz, o sido visitado por algún fantasma bien informado, como aquella experiencia vivida por la hermana de la difunta Weasy Coppin. Se trata más bien de que me gusta explorar cualquier posibilidad antes de descartar cualquier idea, no importa lo improbable que pueda parecer (reductio ad absurdum). Me siento a veces un poco como Henry Fonda en "Doce hombres justos, tratando de convencer a todos sus compañeros de jurado acerca de la inocencia del acusado. Si no puedes probar que es culpable, entonces éste debe ser considerado inocente (en realidad estaríamos hablando de presunción de inocencia, más que reducción al absurdo, pero vosotros me entendéis). Si no podemos probar que todos los hombres de la expedición de Franklin eran hombres, entonces existe la posibilidad de que uno, o quizás más, pudieran ser mujeres.
En fin, que si finalmente se demuestra que una mujer participó en la expedición, continuaré soñando que alguien me premiará por esta deducción a la que llegué tres años atrás, espero que con algunas medallas, árticas si es posible, y que desde los salones del Almirantazgo Británico recibiré las correspondientes felicitaciones y hurras por mis servicios prestados en favor de la causa.
Estoy orgulloso de pensar que al fin y al cabo, yo mismo podría haber sido un "descubridor" de algo que estuviera relacionado con la expedición de Franklin. No es que hubiera sido en ese momento poseído por algún maligno espíritu que me mostrara la luz, o sido visitado por algún fantasma bien informado, como aquella experiencia vivida por la hermana de la difunta Weasy Coppin. Se trata más bien de que me gusta explorar cualquier posibilidad antes de descartar cualquier idea, no importa lo improbable que pueda parecer (reductio ad absurdum). Me siento a veces un poco como Henry Fonda en "Doce hombres justos, tratando de convencer a todos sus compañeros de jurado acerca de la inocencia del acusado. Si no puedes probar que es culpable, entonces éste debe ser considerado inocente (en realidad estaríamos hablando de presunción de inocencia, más que reducción al absurdo, pero vosotros me entendéis). Si no podemos probar que todos los hombres de la expedición de Franklin eran hombres, entonces existe la posibilidad de que uno, o quizás más, pudieran ser mujeres.
En fin, que si finalmente se demuestra que una mujer participó en la expedición, continuaré soñando que alguien me premiará por esta deducción a la que llegué tres años atrás, espero que con algunas medallas, árticas si es posible, y que desde los salones del Almirantazgo Británico recibiré las correspondientes felicitaciones y hurras por mis servicios prestados en favor de la causa.
Kristina Gehrman, una fervorosa Franklinita, autora del único cómic publicado acerca de la fatídica expedición, sugirió que las posibilidades de que esto pudiese suceder eran exiguas. -¿Porque? - en su opinión, los exámenes físicos se suponía que tenían que ser concienzudos a la hora de seleccionar a las tripulaciones de aquellas expediciones Árticas, donde los participantes se suponía iban a estar aislados del mundo exterior durante años sin oportunidad de enviar a casa a los enfermos. Habría sido extraño que alguna mujer o muchacha hubiese escapado a ese examen. Es un planteamiento muy razonable a tener en cuenta.
Yo por mi parte, no obstante, no estoy tan seguro, y aún albergo mis dudas al respecto. Muchos hombres fueron reclutados por recomendación de oficiales con los cuales habían navegado previamente. Quizás bajo la influencia de estos, aquellos hombres y quizás otros candidatos se saltaran los exámenes médicos. Por otro lado, no era infrecuente que los hombres se enrolasen padeciendo ya tuberculosis u otras enfermedades, que solían tratar de esconder para evitar ser rechazados. Si ellos eran capaces de eso, quizás, los eventuales aspirantes a tripulante del sexo femenino podrían haber ocultado también su género. Por cierto, y aunque no viene al caso, aquellos hombres que ocultaban sus enfermedades al embarcar, normalmente eran los primeros en morir en el transcurso de la primera invernada.
Continuemos entonces pensando que había mujeres entre las tripulaciones de los barcos Erebus y Terror y pongamos así algo de color y variedad a una historia que nunca cesa de sorprendernos con cada nuevo y sorprendente descubrimiento. Hace pocos días que se han reanudado las inmersiones en el naufragio del HMS Terror ¿Que será lo siguiente en dejarnos boquiabiertos? Me pregunto.