KABLOONAS

KABLOONAS
Burial of John Franklin. Author: me

KABLOONAS

Kabloonas is the way in which the Inuit who live in the north part of Canada call those who haven´t their same ascendency.

The first time i read this word was in the book "Fatal Passage" by Ken McGoogan, when, as the result of the conversations between John Rae and some inuit, and trying to find any evidence of the ill-fated Sir John Franklin Expedition, some of then mentioned that they watched how some kabloonas walked to die in the proximities of the river Great Fish.

I wish to publish this blog to order and share all those anecdotes that I´ve been finding in the arctic literature about arctic expeditions. My interest began more than 15 years ago reading a little book of my brother about north and south pole expeditions. I began reading almost all the bibliography about Antarctic expeditions and the superknown expeditions of Scott, Amundsen, Shackleton, etc. After I was captured by the Nansen, Nobile and Engineer Andree. But the most disturbing thing in that little book, full of pictures, was the two pages dedicated to the last Franklin expedition of the S.XIX, on that moment I thought that given the time on which this and others expeditions happened, few or any additional information could be obtained about it. I couldn´t imagine that after those two pages It would be a huge iceberg full of stories, unresolved misteries, anecdotes, etc. I believe that this iceberg, on the contrary than others, would continue growing instead melting.



domingo, 2 de diciembre de 2018

¡ADIOS KARLUK!

De vez en cuando merece la pena pararse a escribir unas líneas en facebook, o una publicación en tu blog, cuando leemos algo sorprendente en una de esas aventuras históricas polares que tanto nos gustan para compartirla con los demás. 

Leyendo "EL último viaje del Karluk",  escrito por el Capitán Robert Barlett, he levantado una ceja cuando he llegado al final del capítulo que describe el hundimiento de su barco, el Karluk. Como seguro que muchos sabéis, la del Karluk fue una de esas "típicas" odiseas polares en las que el barco de exploración naufraga después de haber sido aplastado por el hielo, y donde todos sus tripulantes tienen que desembarcar para iniciar una travesía incierta sobre la banquisa polar hacia la isla, archipiélago o continente más cercano.

El Karluk
La particular odisea del Karluk se adereza además con los amargos tintes trágicos que en numerosas ocasiones manchan este tipo de aventuras. Por desgracia, como el propio libro agoreramente enuncia en su primera frase en el primer capítulo: "No todos regresaron.". Pero no entraré aquí a profundizar acerca de lo que pasó o a argumentar a favor o en contra de la controvertida decisión del mundialmente conocido explorador polar Vilhamur Steffanson, líder de la expedición,  decidiera abandonar el barco con un grupo de hombres en una partida de caza que no volvió a bordo y que continuó la expedición por su cuenta sin interesarse por el destino de sus camaradas. Eso lo dejaremos para la publicación que escribiré cuando acabe el libro. Por ahora, me limitaré a transcribir en castellano los momentos casi cinematográficos que acabo de leer y que se produjeron cuando el barco dio su última bocanada de aire antes de hundirse en las gélidas aguas del mar de Chukotka para siempre, ya que estos hablan por si mismo:

"Después de que todos los demás hubieran abandonado el barco, permanecí a bordo esperando el final. Por un rato el ingeniero jefe permaneció conmigo. Había un gran fuego en la cocina y movimos el gramófono dentro para matar el tiempo. 

.../...

A las 3:15 P.M. el hielo se abrió y el barco comenzó a descender en el agua. ...coloqué la Marcha Fúnebre de Chopin en el gramófono y la hice sonar cuando el agua empezó a correr por la cubierta y a descender por las compuertas. Me puse de pie sobre la borda y cuando el agua llegó al nivel del hielo en ella, salté fuera. Eran las 4 P.M. del 11 de enero de 1914 cuando la ensignia azul del gobierno canadiense en el mástil, hondeando, cortó el agua cuando desapareció, y el gramófono desde la cocina nos hacía llegar las frases de la Marcha Fúnebre de Chopin, mientras el Karluk se hundía cayendo de cabeza hacia unos 70 metros de profundidad agua. 

Cuando hizo su última inmersión, me descubrí la cabeza y dije:

"Adiós Karluk!"*

*En castellano en el original

Había luz suficiente para ver y el resto del grupo salió del campamento para presenciar el final. Cuando descendía, las vergas se encontraron con el hielo y se rompieron. En aquella estrecha abertura en el agua desapareció.

Siempre es un momento trágico cuando un barco se hunde, el barco había sido nuestra casa durante meses, no era diferente a perder a un buen y fiel amigo.

Yo había naufragado dos veces antes, en ambas ocasiones en la costa sureste de Newfoundland, de manera que la sensación no era totalmente nueva para mi, pero ninguna de ellas fue tan conmovedora. Aun así, no desesperé en nuestra presente situación, porque teníamos confortables dependencias en el témpano que a la vez era prácticamente indestructible lleno de comida y combustible, de manera que, con paciencia, perseverancia, coraje y buena suerte, seríamos apaces de conseguir regresar a salvo en el debido tiempo."

Barlett puede parecer optimista para cualquiera que no conozca la historia, pero la verdad es que no se equivocaba, o no por mucho. Como hemos dicho antes, no todos regresaron, pero muchos si lo hicieron. Su previsión y experiencia hizo que ésto fuera posible. Tiempo antes había ordenado consturir un refugio en el mayor témpano de hielo que les rodeaba y había construido también un enorme iglú. 

Ambas construcciones albergarían a todos los expedicionarios en caso de tener que abandonar el barco como finalmente ocurrió. También había hecho acopio de provisiones y equipamiento para emprender el largo camino a la salvación que finalmente también se vieron obligados a emprender hacía Wrangel Island primero y hacia el continente posteriormente. 

Provisiones desembarcadas del Karluk
Barlett no era un explorador, sino un capitán de barco, gracias a sus acompañantes Inuit en gran medida y a su experiencia y sangre fría, el milagro fue posible.

Curiosamente las últimas palabras de despedida que le dedicó a su barco fueron pronunciadas en castellano, ¿Por qué? sin duda es algo sobre lo que tendré que profundizar:

¡Adios Karluk!

2 comentarios:

  1. Muy buena la entrada. No dejas de sorprenderme. Por cierto, desconocía esta expedición y ya me has picado. Te haré la pregunta de siempre ¿este libro está en español? supongo que no.

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  2. No que yo sepa, Miguel Ángel, pero seguro que tu encuentras alguno por ahí. No conozco a mejor rastreador de libros Polares que tú!!

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